viernes, 19 de noviembre de 2021

 

La innovación disruptiva - Primera Parte

La Real Academia Española define disrupción como rotura o interrupción brusca. La innovación disruptiva es una tecnología o un proceso que de un momento a otro produce un cambio, generalmente solucionando un problema existente. Lo disruptivo no es en realidad la tecnología, sino los cambios que esta provoca.

Peter Diamandis[1]  señala que la disrupción sigue un proceso similar en todas las industrias (modelo de crecimiento exponencial) que es  conocido como las 6D:
1-   Digitalización: es un proceso mediante el cual algo que se guardaba en soporte físico se conserva mediante dígitos. Antes las fotografías se presentaban en papel, luego las cámaras digitales permitieron guardarlas en forma de bits. Cuando algo se digitaliza se distribuye rápidamente y se vuelve accesible para muchas personas.
2-  Decepción: Las nuevas tecnologías tienen un crecimiento lento al principio y los usuarios descubren que no satisface sus expectativas. Este tramo es rápidamente superado y el crecimiento exponencial ya no se detiene.
3-     Disrupción: la nueva tecnología alcanza un punto en que supera a la anterior y la reemplaza.
4-   Desmonetización: la nueva tecnología evapora los ingresos de las empresas que aplicaban la anterior.
5-   Desmaterialización: es la evaporación de los bienes en sí mismos. Los smartphones hicieron desaparecer a las calculadoras, las máquinas fotográficas y las filmadoras en los usos cotidianos.
6-      Democratización: los precios bajan y todos pueden acceder al producto.
Son ejemplos de la innovación disruptiva las impresoras 3D, la inteligencia artificial, internet, etc. Todo está cambiando de manera vertiginosa: hace 50 años para averiguar un dato teníamos que ir a la biblioteca, solicitar el auxilio del bibliotecario para identificar el libro adecuado y buscar en este la información. Con suerte lo lográbamos en un par de horas. Hoy en unos segundos, desde nuestro teléfono celular o computadora tenemos acceso a todo. Ha cambiado la forma de comunicarnos, de entretenernos, de almacenar y acceder a la información, de viajar y buscar alojamiento, de comprar, realizar pagos y muchas cosas más.
El modelo de crecimiento exponencial, no solo describe el proceso que siguen las nuevas tecnologías digitales, sino que puede ser un conjunto de reglas a tener en cuenta al momento de desarrollar un proyecto.
El cambio afecta a todos y a todo y seguirá haciéndolo para siempre. Lo más notable es que lo que hoy es novedoso, mañana pasará a ser obsoleto. Constantemente están apareciendo nuevos productos y servicios que hacen que los anteriores desaparezcan. Surgen nuevas empresas que satisfacen mejor y con un precio más accesible a un conjunto mayor de consumidores. Estos cambian sus hábitos de consumo, las empresas conocen mejor nuestras preferencias que nosotros mismos y nos brindan mecanismos facilitadores para realizar operaciones que antes eran imposibles: podemos comprar un auto sin concurrir a la concesionaria excepto en el momento de firmar la documentación para su registro y retirarlo.
Esto representa un constante desafío para las empresas, emprendedores y profesionales que tendrán que buscar procedimientos y sistemas novedosos para ofrecer un mejor servicio al cliente. Como ejemplo de la transformación podemos citar que en la página de la universidad de Cambridge[2] ) se presenta el programa de “Disrupción digital-estrategias de trasformación digital”, diseñado no solo para que los ejecutivos comprendan el alcance de la disrupción sino para convertirse en agentes de ella.
Todos los sectores se ven y se verán afectados, desde los ya mencionados como suministradores de bienes y servicios como la seguridad social, las relaciones laborales, la forma en que los estados lograrán obtener sus recursos y por supuesto la educación.
Las expectativas de vida aumentan por lo que deberán adecuarse los sistemas de seguridad social, muchas profesiones y oficios desaparecerán, ya que no se necesitarán tantos empleados bancarios, ni asesores de seguros, los traductores podrán ser reemplazados por aplicaciones, los camiones no necesitarán conductores, ni los supermercados cajeros. Por supuesto surgirán otros nuevos empleos con características que ni se nos ocurren hoy. Tal vez el trabajo en relación de dependencia sea reemplazado, en muchos casos, por contratos para el cumplimento de un objetivo específico. Los gremios deberán adaptarse y aliarse con la tecnología en lugar de obstaculizarla como ha ocurrido frecuentemente. Hasta los estados deberán encontrar métodos creativos para recaudar ya que las empresas se instalarán en los países que resulten más beneficiosos y desde allí prestarán sus servicios. Los impuestos bajos, la seguridad jurídica y las facilidades en cuanto a tramitación serán incentivos que deberán ser tenidos en consideración por parte de los gobiernos si pretenden atraer inversiones.

Los cambios en el mercado laboral han adquirido una velocidad nunca vista hasta ahora. Esto ocasiona que carreras que hoy existen desaparecerán y surgirán otras nuevas. Todos hemos pasado por periodos de duda al iniciar el secundario, la universidad o elegir una especialización, pero ahora las decisiones que tome un joven estudiante pueden indicar grandes diferencias en su vida futura. Los jóvenes deben estar preparados para esto.


(1)Uno de los fundadores de Singularity University

https://www.ted.com/talks/peter_diamandis_abundance_is_our_future?language=es#t-174535

Abundancia El futuro es mejor de los que piensas.

miércoles, 17 de noviembre de 2021

 GDPR

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viernes, 5 de noviembre de 2021

El hábito de procrastinar

La mayoría de las personas adquiere la tendencia a postergar las tareas que le disgustan, entre ellas el trabajo y el estudio. Actualmente tenemos muchas distracciones que nos llevan a aplazar la iniciación de las actividades, como ver qué hay de nuevo en Facebook, Twitter, WhattsApp o el correo electrónico. Podemos dedicar una hora a estas tareas y dejar de lado la actividad principal. Otra modalidad es prepararnos una taza de café, buscar el lugar adecuado para instalarnos a leer, iniciar una tarea intrascendente y muchas otras artimañas que van demorando el comienzo de la actividad.

Los estudios basados en imágenes del cerebro han demostrado que cuando pensamos en realizar una tarea que nos disgusta, se activan los centros del dolor, es como que la anticipación provoca malestar. Sin embargo, cuando comenzamos la tarea, el disgusto desaparece. La experta en aplazamiento Rita Emmett considera que “el temor a hacer una tarea consume más tiempo y energía que la tarea en sí” y menciona dos reglas para evitarlo:

1-      Ignore cualquier cosa que no sea lo que tiene que hacer (no atienda el teléfono, no mire Facebook)

2-      No se permita descansos hasta concluir la tarea.

 

Tim Urban, autor del blog WAIT BUT WHY en una charla para TEdx, refleja con mucho humor el fenómeno de la procrastinación. Dice que dentro de nosotros conviven tres personajes: un timonel que toma decisiones racionalmente, un mono que se centra en la gratificación inmediata a quien escuchamos cuando dejamos pendiente alguna tarea para dedicarnos a algo más placentero y el monstruo del pánico que entra en acción cuando se acerca la fecha del examen o de la entrega.

Una vez que nos hemos reconocido como procrastinadores podemos comenzar una rutina que nos permita eliminar o, al menos reducir el efecto de este hábito nocivo. Entre otros sugiero lo siguiente:

  • ·         Hacer, cada noche, una lista de las actividades que realizaremos el día siguiente.
  • ·         Evitar las distracciones.
  • ·         Colocar un timer y ponernos a trabajar por 25 minutos ininterrumpidos.
  • ·         Concentrarnos en el proceso, no en el resultado. En lugar de decir voy a escribir 5 hojas, proponerse escribir durante 25 minutos.
  • ·         Cuando se cumple el plazo recompensarnos con algo gratificante y volver al trabajo.
  • ·        No nos engañemos realizando otra tarea más agradable. La que nos disgusta nos estará esperando y los plazos siguen corriendo.