La mayoría de las personas adquiere la tendencia a postergar las tareas que le disgustan, entre ellas el trabajo y el estudio. Actualmente tenemos muchas distracciones que nos llevan a aplazar la iniciación de las actividades, como ver qué hay de nuevo en Facebook, Twitter, WhattsApp o el correo electrónico. Podemos dedicar una hora a estas tareas y dejar de lado la actividad principal. Otra modalidad es prepararnos una taza de café, buscar el lugar adecuado para instalarnos a leer, iniciar una tarea intrascendente y muchas otras artimañas que van demorando el comienzo de la actividad.
Los estudios basados en imágenes del cerebro
han demostrado que cuando pensamos en realizar una tarea que nos disgusta, se
activan los centros del dolor, es como que la anticipación provoca malestar.
Sin embargo, cuando comenzamos la tarea, el disgusto desaparece. La experta en
aplazamiento Rita Emmett considera que “el temor a hacer una tarea consume más
tiempo y energía que la tarea en sí” y menciona dos reglas para evitarlo:
1-
Ignore cualquier cosa que no sea lo que tiene que
hacer (no atienda el teléfono, no mire Facebook)
2-
No se permita descansos hasta concluir la tarea.
Tim Urban, autor del blog WAIT BUT WHY en
una charla para TEdx, refleja con mucho humor el fenómeno de la
procrastinación. Dice que dentro de nosotros conviven tres personajes: un
timonel que toma decisiones racionalmente, un mono que se centra en la
gratificación inmediata a quien escuchamos cuando dejamos pendiente alguna
tarea para dedicarnos a algo más placentero y el monstruo del pánico que entra
en acción cuando se acerca la fecha del examen o de la entrega.
Una vez que nos hemos reconocido como
procrastinadores podemos comenzar una rutina que nos permita eliminar o, al
menos reducir el efecto de este hábito nocivo. Entre otros sugiero lo
siguiente:
- ·
Hacer, cada noche, una lista de las actividades que
realizaremos el día siguiente.
- ·
Evitar las distracciones.
- ·
Colocar un timer y ponernos a trabajar por 25
minutos ininterrumpidos.
- · Concentrarnos en el proceso, no en el resultado. En
lugar de decir voy a escribir 5 hojas, proponerse escribir durante 25 minutos.
- ·
Cuando se cumple el plazo recompensarnos con algo
gratificante y volver al trabajo.
- · No nos engañemos realizando otra tarea más agradable. La que nos disgusta nos estará esperando y los plazos siguen corriendo.